"AVE MARÍA PURÍSMA": PADRE...

FERIA DE PERALTA

8 de septiembre de 2.011

Tercera novillada de abono

Novillos de: “PILAR Y TOMÁS ENTERO”, mal presentados, inválidos, sosos, manejables y descastados los cuatro. El cuarto tuvo un poquito más de raza, que no casta.

Novilleros:

SERGIO BLASCO: (purísima y oro)

Bajonazo. Silencio.

Estocada trasera caída. Silencio.

ÁNGEL PUERTA: (celeste y oro)

Estocada rinconera. Oreja.

Estocada rinconera. Oreja.

Incidencias: tarde calurosa con media entrada cubierta. La plaza se regó con mucha antelación y a el primero se lidió entre una “tormenta” desértica.

Presidencia: a cargo de D. Javier Busto, asesorado en lo artístico por D. Miguel Barcos. Generosa en la concesión del trofeo que abrió la puerta grande. Que junto con el asesor veterinario debieron rechazar la novillada, o cuando menos los dos primeros novillos que saltaron al ruedo. El cuarto debieron esperar antes de cambiar el tercio de varas y haberlo devuelto a los corrales.

“Ave María Purísma”:... Padre

Confieso que las últimas semanas he cometido “adulterio”. Pasaba por el quiosco y volví a comprar uno de esos panfletos que hablan de toros, y que están al servicio de los capos del toreo, que intenté leer sin éxito (quizá yo sea tonto), además de decir cosas que no se pueden ni decir ni comentar, pues estaría mintiendo y eso no va conmigo. Eso sí, sólo compré uno, porque no sabía cuál era mejor y lo eché a suerte. 

Confieso padre, que también ayer me “adulteré”, y estuve en una tertulia taurina en la que al final todos salieron contentos dándose abrazos y besos, y todo eso que se hace ahora, menos hacer crítica (constructiva y que defienda los valores de una fiesta íntegra), puesto que nadie se quejó de la birria de novillada que nos presentaron ni del juego que dieron los novillos, que tampoco se comían a nadie. 

Además, a los novilleros, nadie les dijimos (y me incluyo) que los muletazos se pueden dar de uno en uno, sin tener porque ligar series a novillos de "nurse" que claudican en "cuantito" se les obliga lo más mínimo".

Estoy sintiendo vergüenza como aficionado, no ya de ver las dos bazofias que nos han presentado en la feria de Peralta, hasta el momento, como han sido las novilladas del domingo y de ayer por la tarde. Pero además estoy sintiendo vergüenza porque en los palcos presidenciales se sitúan políticos (de todos los colores) y asesores que no conocen el reglamento y que, si me permiten, son tan cómplices del “adulteramiento” de la fiesta como los profesionales e informadores al servicio de los capos del toreo. Los primeros, (presidentes) tienen menos culpa, porque no tienen ni idea de a dónde van ni qué representan. Y los segundos (asesores, que se supone son aficionados), tienen algo más de culpa porque desconocen el reglamento, y no asesoran como es debido a los presidentes, ni defienden los intereses del aficionado, ni la integridad de la fiesta.

Punto uno, el reglamento dice en el capítulo 5.1 de Funciones, artículo 40:

1. Será función del Presidente dirigir la celebración del espectáculo, indicando su inicio, el cambio de tercio, la concesión de trofeos, los avisos a los diestros, la sustitución o indulto de las reses, la suspensión del espectáculo, y todos los demás extremos que sean necesarios para su buen desarrollo, ejerciendo las facultades que le señalan las normas vigentes.

2. El Presidente podrá asistir a todas la operaciones preliminares y finales del espectáculo, con el fin de proceder a su supervisión. En los casos en los que el Presidente no asista a dichas operaciones, será representado a todos los efectos por el Delegado de la Autoridad.

Además, y siguiendo con el reglamento, en el apartado dedicado al Presidente, en el punto 2.1 dice: “Es obligatoria la presencia del Sr. Presidente del festejo, desde el inicio, hasta el final del mismo”

Entiendo yo que el festejo se inicia con el desembarque de las reses.

Y sigue en el punto 3, en los apartados 3.1, 3.2 y 3.3 que es optativa la presencia del Presidente en: “El desembarque de las reses”; “El reconocimiento previo de las reses”; y en “el reconocimiento definitivo de las reses”.

Es decir: que con el reglamento en la mano el Presidente es la máxima autoridad para decidir lo qué es mejor para el espectáculo. Y en Peralta estamos asistiendo a un paupérrimo espectáculo viendo como en un ruedo de dimensiones tan reducidas salen al ruedo dos caballos de picar, cuando puede hacerlo solamente uno, si lo indica el presidente, contribuyendo con ello a un mejor orden durante la lidia del toro en la suerte varas.

Además el presidente es quien da el visto bueno a las novilladas que va a presidir, y tiene la potestad de aceptar y de rechazar dichas novilladas, con el fin de garantizar un espectáculo íntegro, defendiendo además lo intereses de los aficionados y del público.

El presidente y los asesores de ayer deberían haber dicho a la empresa directamente, tras el desencajonamiento: “pongan ustedes el camión en el embarcadero y conforme entren los novilletes por el corral, los vayan ustedes cargando, porque esto es una feria que se supone seria, y la novillada además de ser una birria no tiene el trapío suficiente que demanda esta plaza; y poniendo más puntos sobre las “íes”, además, dos de los novillos son más “sospechosísimos” de estar manipulados".

La novillada que el empresario taurino Tomás Entero, como ganadero, presentó en Peralta era de “nota”; si tanta presencia, calidad y casta tiene, que las eche en sus plazas. Porque la novillada de ayer sólo se puede presentar en un festival, y quizá ni eso. Creo que sobran más comentarios.


Vayámonos enterando de una vez.


Así, la novillada de ayer no tuvo mayor historia que la reseñada anteriormente y la actuación de los dos novilleros se resume en pocas, poquísimas líneas.

Sergio Blasco tuvo dos novilletes inválidos, que lo único que hicieron fue defenderse por la falta de fuerza y de casta. Si además añadimos la desconfianza que mostró el novillero, es lógico que aquello que intentaba no llegase a calar en nadie. Se silenciaron sus dos actuaciones y fue despedido con algunos pitos, que no debieron ser para él, sino para quienes presentaron, consintieron y autorizaron el salto al ruedo de la infame novillada.

Por su parte, Ángel Puerta, a la postre triunfador de la tarde, tras cortar una oreja a cada oponente, estuvo voluntarioso ante un primer novillo que lo cogió aparatosamente, sin consecuencias, en el centro del ruedo al intentar el pase cambiado. Logró algún muletazo suelto, siempre con la muleta retrasada para alargar la embestida del novillo, que claudicaba cuando se le obligaba lo más mínimo. Ante el cuarto, con un poco más de raza que sus hermanos, pero igualmente inválido, de nuevo la voluntad pudo con lo verdaderamente realizado y tras otra estocada rinconera la presidencia le volvió a conceder la oreja que le abría la puerta grande.