A nadie de entre todos los taurinos que pasan el invierno dando clases de toreo por aquí y por allá, se le ocurre nada nada nuevo para alimentar la fiesta de verdad, devolver el interés y potenciar el espectáculo que día a día va siendo más denigrante para el toro de lidia.
Hoy en día los empresarios se "inventan" espectáculos al margen, para atraer a un público diferente al que ha dejado de asistir a las plazas, como pueden ser concursos de recortes, motos toreras, etc... que se integran dentro de los carteles de ferias antaño postineras; y no digamos en los pueblos donde se daban cuatro o cinco novilladas, y se han reducido a dos o una, anunciando esos espectáculos dentro de los abonos.
Llamarnos a engaño diciendo que la fiesta se está recuperando es una ilusión de muchos que viven de esto, y no ven la pura realidad. Piensan, creen, que la verdadera recuperación de la fiesta está simplemente en ver tendidos llenos de gente, de un público que cada día exige menos a toro y torero, y que las más de las veces incluso pita la suerte de varas. Unas veces con razon, otras por pura ignorancia. Y a todo ello ha contribuido el profesional del toreo con sus artimañas para quitar el poder al toro y vestir el toreo de auténtica "falsedad".
Para recuperar la esencia de la fiesta, del toro, y del toreo, hay que recuperar la casta que se ha quitado al toro. Para recuperar la fiesta no hacen falta espectáculos en muchos caso denigrantes en un coso taurino. Para recuperar la fiesta hace falta devolver el espectáculo de un toro luchando con un jaco, y luego con un torero, vendiendo cara su vida; demostrando porqué el toro es un ser único (cosa que se hartan de decir los taurinos y sus pelotas para defenderse de los ataques de esos borregos antitaurinos, sin ser conscientes, o sí, de que son ellos los principales denigrantes del espectáculo de los toros).
Las suerte de varas en toda su expresión debería ser el eje sobre el que girase una lidia completa; dar al toro la posibilidad de luchar, de venirse arriba en lugar de demolerlo con con esa puya sanguinaria que se viene usando hoy día; modificar el peto y el tamaño del caballo, dotando a éste de mayor movilidad, en lugar de poner un "muro" acorazado como el que sale a los ruedos en estos tiempos; ejecutar la suerte como si de una tienta en el campo se tratara (toro y caballo solos en el ruedo) dejando ver, al público y al aficionado, venir al toro arrancado de lejos, dos tres, cuatro veces.... Por ahí pasa recuperar este espectáculo que hoy no tiene más interés que el social. Dar al público ignorante que puebla la mayor parte de los tendidos la posibilidad de descubrir que el principal protagonista de la fiesta no es el torero (que también), sino que es EL TORO. Sólo así, muchos de los que ya vamos dejando de ir a los toros volveríamos asíduamente a un tendido. Viendo un TORO y un espectáculo ÍNTEGRO, del que hoy en día, el único que nos priva de ello es PROFESIONAL del TOREO y quienes acceden a complacer todas su peticiones.
Para recuperar la esencia de la fiesta, del toro, y del toreo, hay que recuperar la casta que se ha quitado al toro. Para recuperar la fiesta no hacen falta espectáculos en muchos caso denigrantes en un coso taurino. Para recuperar la fiesta hace falta devolver el espectáculo de un toro luchando con un jaco, y luego con un torero, vendiendo cara su vida; demostrando porqué el toro es un ser único (cosa que se hartan de decir los taurinos y sus pelotas para defenderse de los ataques de esos borregos antitaurinos, sin ser conscientes, o sí, de que son ellos los principales denigrantes del espectáculo de los toros).
Las suerte de varas en toda su expresión debería ser el eje sobre el que girase una lidia completa; dar al toro la posibilidad de luchar, de venirse arriba en lugar de demolerlo con con esa puya sanguinaria que se viene usando hoy día; modificar el peto y el tamaño del caballo, dotando a éste de mayor movilidad, en lugar de poner un "muro" acorazado como el que sale a los ruedos en estos tiempos; ejecutar la suerte como si de una tienta en el campo se tratara (toro y caballo solos en el ruedo) dejando ver, al público y al aficionado, venir al toro arrancado de lejos, dos tres, cuatro veces.... Por ahí pasa recuperar este espectáculo que hoy no tiene más interés que el social. Dar al público ignorante que puebla la mayor parte de los tendidos la posibilidad de descubrir que el principal protagonista de la fiesta no es el torero (que también), sino que es EL TORO. Sólo así, muchos de los que ya vamos dejando de ir a los toros volveríamos asíduamente a un tendido. Viendo un TORO y un espectáculo ÍNTEGRO, del que hoy en día, el único que nos priva de ello es PROFESIONAL del TOREO y quienes acceden a complacer todas su peticiones.
