PORTÓN DE TORILES

PORTÓN DE TORILES
"POR UNA FIESTA ÍNTEGRA"

viernes, 8 de julio de 2011

MANSADA EN TODA REGLA

Pamplona, jueves 7 de julio, 2.011

1ª de feria

Toros de: "TORRESTRELLA", mansos y descastados, excepto el cuarto que tuvo cierta raza.

  • 1º inválido, manso
  • 2º inválido, manso
  • 3º flojo, manso y descastado
  • 4º flojo, manso; algo más enrazado
  • 5º manso, descastado
  • 6º manso, descastado

Para:
  • RUBÉN PINAR (marfil y oro) vuelta y silencio
  • ARTURO SALDÍVAR (verde botella y oro) silencio y silencio
  • ESAÚ FERNÁNDEZ (blanco y oro) silencio y silencio

Presidente: D. ENRIQUE MAYA, alcalde de Pamplona
Asesor artístico: D. FERNANDO MORENO
Asesora veterinaria:
Cumplieron correctamente con su cometido, siendo acertada la no concesión de la oreja en el tercero de la tarde.


Incidencias: Lleno en los tendidos, aunque se estaba cómodo, no había apreturas y se ven localidades vacías. Temperatura agradable, siendo fresca al finalizar el festejo. Viento que molesta en ocasiones. Un cero patatero al que maneja el panel de información, por no poner al inicio del festejo los nombres del presidente y de los asesores del festejo, por lo que no se quién era la asesora veterinaria.
(2 horas y 3 minutos de festejo)

La seriedad del toro de Pamplona
Para algunos sólo fue un puñetazo de Saldivar al segundo.
Corrida desigual de presentación, pero seria y astifina por delante. El cuarto de la tarde, aunque fue el mejor, no pasó de becerro con antenas. Si miramos los encuentros con los caballos sería vergonzante, de hecho lo es, que una corrida que pretende estar en la "FERIA DEL TORO", vaya a picotazo por toro y señalización o simulacro de suerte de varas en el segundo encuentro, además de no emplearse en ninguno de ellos. Menos al sexto, que le zurraron de lo lindo en dos encuentros, sin otra justificación que " no tener buena pinta" en sus intenciones.

El cartel, al parecer, no decía mucho al público, la gente preguntaba "¿quiénes son estos toreros?". Nadie recordaba la salida en hombros de PINAR el año anterior en la corrida de Jandilla. Sin embargo, para el aficionado, se presentaba como una tarde interesante, con tres toreros jóvenes, en la que tendrían que salir a dar el "do" de pecho en una feria que parece importante y ante las cámaras de televisión. Pero, además de topar con una corrida que no ofreció opciones para el triunfo, el gran y "respetable" público, confundió "toreo" con destoreo puro y duro, que fue lo que nos ofreció, el a la postre triunfador de la tarde, RUBÉN PINAR.

En su primero PINAR comenzó con dos series por el pitón derecho, y una en redondo, sin apreturas y sin rematar los muletazos. Con la zurda sigue sin saber coger la muleta ni torear, por lo que dejó su hacer con esta mano en simples probaturas. Volvió a la derecha, para continuar con toreo accesorio y tremendista antes de matar de estocada algo baja. Hubo leve petición que no atendió la presidencia con buen criterio, dando la vuelta al ruedo por su cuenta. Ante el cuarto de la tarde, como ya he dicho, un becerro con cara, que quedó sin picar, nos ofreció más destoreo, sólo por el pitón derecho. Con la izquierda, nada más que probaturas. Vuelve a la derecha para darse un "arrimón" y conectar con el público, que tras las opíparas meriendas y la acción del cava y los caldos "refrigerantes", le pide la oreja que esta vez la presidencia concede, tras una estocada trasera algo caída y de efecto rápido. Oreja populosa al toreo populoso, es decir: al DESTOREO.

El mexicano SALDÍVAR, derrochó buena voluntad toda tarde, entrando en casi todos los quites que le correspondieron, con mayor o menor acierto, que casi siempre quedaron deslucidos por las malas condiciones de los toros. No pudo pasar de la entrega y voluntad en su primero, comenzando la faena con un pase cambiado por la espada, aguantando un parón y una mirada impresionante en el segundo muletazo.
En el quinto la cosa fue otro cantar. Toro manso, descastado y peligroso, al que todo lo que haría no estaba exento de importancia. SALDÍVAR, se cruzó en los cites e intentó bajarle la mano, pero el astado se defendía. Aguantó todo tipo de tarascadas, dejándose pasar muy cerca los imponentes pitones del toro. Mientras tanto el "gran público" de Pamplona en los cerros de Úbeda; porque esto sí que tuvo más importancia que la oreja de PINAR

ESÁU FERNÁNDEZ, no se confió nunca con ninguno de sus dos oponentes, que por otro lado no dieron mucha más opción, quedando inédito en Pamplona.

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