PORTÓN DE TORILES

PORTÓN DE TORILES
"POR UNA FIESTA ÍNTEGRA"

viernes, 8 de octubre de 2010

A JOAQUÍN NO LE OLVIDAMOS NADIE. NI LOS TAURINOS.

Al parecer el "magnífico" empresario francés, Simón Casas, en unas charlas o jornadas taurinas que organizaba la Fundación El Juli, ha hablado y no bien del que fue, y sigue siendo, aunque nos dejara hace ocho años, excelente crítico taurino, D. Joaquín Vidal. Lista con viñetas

Según leo en un extraordinario artículo de Carlos Crespo en Burladero.com, en dichas jornadas dijo este personaje:

"El aficionado tiene derecho a criticar. Pero amando siempre a la Fiesta de los toros. No destruyéndola. Y voy a hablar claro. Hay un periodista que tiene una placa en la plaza de toros de Madrid que ha dedicado toda su vida en El País a decir mentiras para destruir la fiesta de los toros. Que Dios tenga su alma en el cielo. Que como aficionado fue nefasto".
Este "empresario" taurino, como persona queda retratado suficientemente, como empresario ya lo conocemos.

De Joaquín Vidal se dijeron muchas cosas en su contra, solamente porque denunciaba en sus críticas, hechas con un estilo muy particular, el fraude, el antitoreo, y todo lo que no fuera verdad en la fiesta. Pero cuando veía algo digno de ser "cantado" era el primero que lo decía. Cierto sector taurino lo tildó de "antitaurino".
Sus crónicas no dejaban indiferente a nadie. A veces, casi siempre, había que leerlas no una, sino dos y tres veces para llegar al fondo de sus análisis. Era admirado y leído por el AFICIONADO. Incluso había personas que sólo compraban "El País", y lo abrían por la página de toros para leer sus crónicas, sin interesarles el resto. Yo el primero.
Don Joaquín ocupaba su localidad en el bajo del 10, fila 6, asiento 17 en Las Ventas. La ironía y un humor muy particular fue seña de identidad en sus crónicas. Alguien, no sin razón lo tildó como "seguramente la pluma más brillante en el mundo de los toros". Y no le faltaba razón. Él decía: "Me empezó a llevar a la plaza mi padre, y me aficioné enseguida". "Siempre he sido un elemento extraño y, cuando hacía novillos, en vez de irme al Retiro a ligar me iba a la biblioteca a leer el Cossío. Hace falta ser gilipollas".

En una entrevista que leí hace unos años, decía con su humor: "Hospedarse donde están los toreros, los ganaderos, los empresarios, los apoderados, los mozos de espadas, los ayudas de los mozos de espadas, los partidarios de las figuras, los aficionados de hotel, los aduladores, los gorrones y los trincones es una lata. Los taurinos han experimentado un enorme cambio. Aquellos taurinos que conocí en mis primeros años de informador y cronista, con quienes departí muchas horas hablando de toros, la mayoría de ellos imaginativos, ocurrentes, que conocían la fiesta y la amaban de veras, también han desaparecido. Los taurinos actuales son, sinceramente, bastante ineptos y aburridos. O sea, como los pegapases, pero en taurino".
No se puede ser más claro y decir mejor las cosas.

Era partidario de Curro Romero y Rafael de Paula, de los que escribió crónicas inolvidables, tanto a favor como en contra. Frase suya es la que dice: "la faena ideal no puede durar más de cuatro minutos". Ahí es nada. Que cada cual lo entienda como quiera.

Luis Francisco Esplá dijo el día que murió D. Joaquín: "Joaquín tuvo la virtud de interesar a los intelectuales por el mundo del toro. Mucha gente a la que no le gustaban como espectáculo leía sus crónicas. Él creó esa complicidad de la que estaba huérfana el toreo. Aunque sólo coincidí con don Joaquín un par de veces, me sentía identificado con él por su escepticismo y recelo hacia el taurino profesional. Su sorna castiza me recordaba a Ramón Gómez de la Serna, incluso escribiendo. Esa pluma voraz captaba y resumía cualquier situación en un par de renglones. Me reí mucho con sus crónicas en las que, sin faltar nunca el respeto a los toreros, era capaz de convertir en jocoso lo que no tenía remedio. Añoraremos mucho su pluma, porque no aburría nunca".

Muertos Joaquín Vidal, Paco Apaolaza y Alfonso Navalón, la crítica ha degenerado en lo vulgar y servil de los medios de comunicación, a tipejos y verdaderos antitaurinos como Simón Casas y la gran mayoría de empresarios y toreros. Los verdaderos antitaurinos que se están cargando la fiesta.

Este invierno colgaré alguno de sus magníficos artículos, auténtica literatura.

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