PORTÓN DE TORILES

PORTÓN DE TORILES
"POR UNA FIESTA ÍNTEGRA"

domingo, 12 de septiembre de 2010

BOCHORNOSA TARDE DE INVÁLIDOS

Peralta 11 de septiembre de 2.010

Cuarta de feria

Novillos de: "SANCHO DÁVILA", inválidos, descastados y manejables. Terciaditos de presentación.

Alberto Gómez: (silencio y saludos)

Fran Gómez: (saludos y vuelta al ruedo)

Miguel Ángel Moreno: (silencio y vuelta por su cuenta)

Presidencia: a cargo de Juan Carlos Castillo asesorado por Javier Campo, cumplieron bien su cometido excepto en los cambios de banderillas que se saltaron el reglamento a la torera, cambiando el tercio con dos y tres banderillas cuando los novillos no presentaban ninguna complicación.

Incidencias: Media entrada en tarde calurosa y bochornosa. Magníficas interpretaciones musicales de la Charanga Bakerías, que suena como una filarmónica. Lástima que las faenas no séan merecedoras de tan buen hacer.

Cuando el toro se cae la fiesta se derrumba. Los aficionados estamos hartos de tener que avisar de antemano, de las consecuencias que pueden traer para la fiesta, el anuncio de ciertas ganaderías hechas para el triunfo fácil de las "figuras", en esto que hoy llaman los taurinos torero. Pretender hacer grandes faenas con toros de ganaderías descastadas y enfermas, que para lo único que sirven, y si sirven, es para carne, es harto díficil. Es lo que pasó ayer, en el ruedo de Peralta, donde saltaron seis novilletes ínválidos y descastados de "Sancho Dávila". La novillada, otro año más, nos la habían vendido como la "estrella" de la feria. De ella se dijo que era una señora y seria novillada. Mentira cochina. Nos quisieron vender la moto antes de tiempo y a algunos lograron engañar. Y fue una pena porque no siempre se encuentra uno por esos ruedos de Dios, a un novillero dispuesto a dejarse coger, ponerse en el sitio de torear y querer pegar muletazos buenos. Es decir: un novillero en novillero.
Ese novillero se llama Fran Gómez. Y si difícil es estar bien con un novillo bueno y "que se deje", estar bien con el que se defiende y al que hay que robarle los muletazos a base de cruzarse, arrimarse e incluso dejarse coger, todavía lo es más. Eso hizo ayer este novillero gaditano, que lo único que demostró en Peralta es vergüenza torera, que quiere ser torero, vivir del toro. Y lo hizo con la dignidad y humildad que no tienen muchas "figuras" del toreo de hoy en día.
Con el segundo de la tarde, un toro inválido y a la defensiva, como el resto de sus hermanos, quiso inventarse una faena imposible, pegarle muletazos que no tenía y no dudó en ponerse en el terreno del novillo e incluso dejarse coger, además de tirarse con derechura a matar por arriba. Con el quinto, de similares características, de nuevo volvió a la carga y citó de frente, se quedó en el sitio para ligar pero el animalito se quedaba a mitad del muletazo. Lo entendió muy bien y volvió a cruzarse, para ligar una mágnífica tanda por el pitón derecho que logró encender al público. Continuó en la cara del toro, exprimiendo las escasas embestidas del animal, y lo logró de uno en uno, cosa que muchos han olvidado. De nuevo entró a matar muy derecho y pinchó. Lo volvió a intentar y logró una estocada entera en buen sitio, tardando en doblar el novillo, por lo que se enfrió el público y no se le pidió la oreja. Que por otra parte hubiese sido muy justa. Se le invitó a dar la vuelta al ruedo. Vuelta que, de momento, ha sido más importante que todas las orejas que se llevan cortadas en esta feria.
Ni Alberto Gómez, ni Miguel Ángel Moreno, este último con el lote menos malo y más toreable, no demostraron maneras y basaron su toreo en citar con el pico de la muleta, fuera de cacho y rematado para fuera. Es decir: el toreo al revés.
Quienes están cumpliendo y con nota, todas las tardes son sin duda las cuadrillas. Ayer pudimos ver mágníficos pares de banderillas de Juan Carlos García y Gabriel Burriel, de la cuadrilla de Alberto Gómez; de Juan Carlos Donaire de la de Fran Gómez; y una buena brega de Antonio Soriano de la cuadrilla de Miguel Ángel Moreno. Y podríamos cantar algún otro par, de no ser por la ignorancia de la presidencia al cambiar el tercio previa petición del matador, privándonos de ver un segundo par de quien ha estado sensacional en el primero. El cambio de tercio es entendible cuando el toro tiene peligro. Pero cuando, como los de ayer, no tienen ninguna mala intención y el peón de brega no lo está haciendo mal, no tienen por que cabiar el tercio.
Los del castoreño tuvieron poco trabajo, pues la suerte de varas fue un mero trámite, pese a que alguno derribó, más por culpa de los caballos, que están dejando bastante que desear, que por empuje de los novillos.
Sin duda alguna un novillero, este Fran Gómez, para volver a verlo. Y esta tarde no sería nada malo, que la empresa le diese la sustitución de Carlos Durán.

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