PORTÓN DE TORILES

PORTÓN DE TORILES
"POR UNA FIESTA ÍNTEGRA"

martes, 16 de agosto de 2011

FALLÓ LA FUERZA

FERIA DE TAFALLA
15-08-2.011
Primer festejo de abono
Toros de: ADOLFO MARTÍN, bien presentados, faltos de fuerza, de juego variado e interesante en general. Destacaron, 1º manejable; 3º encastado; 6º encastado con recorrido y calidad por ambos pitones; 2º, 4º y 5º, más bajos de casta, pero con interés, no se metieron con ellos.
Toreros:
JAVIER CASTAÑO: (blanco y oro)
Estocada trasera y contraria, y descabello. Oreja
Estocada trasera, contraria. Vuelta
SALVADOR COTÉS: (azul pavo y oro)
Bajonazo. Oreja
Sablazo que asoma. Silencio
JOSELILLO”: (celeste y oro)
Estocada baja que hace guardia y bajonazo. Vuelta
Once pinchazos con aviso y descabello. Silencio
Incidencias: Buena entrada, ¾ de aforo aproximadamente en tarde soleada, con buena temperatura y viento que molesta en ocasiones. Generosa concesión de trofeos en los dos primeros que no se mantuvo en el tercero con la misma petición, y si cabe con más argumento que las dos anteriores. Presidencia generosa.
Duración del festejo: 1 hora 50 minutos de festejo.

No harán falta antitaurinos, para acabar con esta maravillosa fiesta, quitando al toro el poder que debe demostrar en el caballo. Y no hemos de mirar a los ganaderos, que hoy en día, tienen dos opciones, o hacer el toro que quieren los toreros, especialmente las llamadas "figuras", o comérselos con arroz. 
Ayer no había "figuras", había toreros que iban para figuras (dos), pero que se quedaron  a mitad de camino, pasando de torear esas corriditas a modo en carteles de lujo, a torear lo que llaman corridas duras y nadie quiere matar, pero que son sin duda las que mantienen al aficionado con un mínimo optimismo. O de verse a acartelados en ferias importantes, a valer lo mismo para un roto que para un descosido.

Sentado en mi sillón, y haciendo reflexión sobre la corrida de la tarde de ayer, mi pregunta es, qué hubiese sido de esta misma corrida con más fuerza. Quisieron coger la muleta por abajo y con clase, reponiendo unos y desplazándose otros, con el añadido de la nobleza, parte fundamental de la bravura. Sólo les faltó fuerza para poder demostrar su poder ante los caballos, y haberse venido definitivamente arriba.

La corrida que envió el ganadero Adolfo Martín hasta Tafalla, estuvo muy bien presentada, en tipo (la planta), pero en menos “tipo” el comportamiento de los “Albaserradas”. En tipo la planta, porque vimos toros serios, rematados, pero sin apreturas ni exceso de kilos, en definitiva, toros con trapío. En menos “tipo”, porque el comportamiento de esta estirpe en la plaza no es lo que era hace 20 o 30 años. Los únicos que recordaron aquel temperamento fueron 3º y 6º; el 3º reponiendo con transmisión y con el hocico por la arena, desbordando cuando no había mando. Es decir, casi nunca. Y el 6º, con buen tranco y calidad, desplazándose por ambo pitones, pero con poca fuerza.

Con este lote, 3º y 6º, “Joselillo” no se acopló en ningún momento durante las dos faenas, ante dos toros distintos. Repetidor y reponiendo tras los muletazos, con transmisión y con el hocico por la arena, el 3º, al que no acertó a perderle pasos ni a templar las embestidas, quedando siempre descolocado y sin rematar los muletazos. Con el 6º, con más recorrido pero con menos fuerza, “Joselilo”, le dio su tiempo y distancia. No templa, ni tiene mando, a lo que hay que añadir el recital sainetero que nos ofreció con la espada.

Abría cartel Javier Castaño, que estuvo voluntarioso pero muy por debajo de su lote. Fue volteado, sin consecuencias, en el cuarto de la tarde en el que buscó la oreja que le abriera la puerta grande. Sin mucha más historia su tarde, que la oreja generosa del que abre plaza, que si bien era un tanto mirón, nunca tuvo un mal gesto con el torero.

Completaba la terna un tal Salvado Cortés, que pasaba por allí, al que la presidenta, tras saludarla le concedió una generosa oreja, sin que sepamos a santo de qué. Tampoco sabemos qué vio en el 5º de la tarde, al que no quiso bajarle la mano, ni moverlo de su querencia. Y oigan, la corrida tampoco se comió a nadie.

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