Uno no es que sea habitual de los festejos del número del caballito. Generalmente en las ferias que he acudido desde siempre, cuando tocaba el número del caballo, lo utilizaba para descansar, leer, escribir, o simplemente pasear. Pero tratándose de la feria de mi pueblo, aprovecho para llevar a mis hijos al tendido, y echar una tarde más de fiestas. Y el de ayer fue un festejo entretenido, del cual la gente salió muy contenta con el juego de novillos y de la labor de los dos actuantes, el portugués FRANCISCO PALHA y la rejoneadora francesa LEA VICENS. A ello hemos de sumar el buen juego de una novillada cuajada y cómoda (todo hay que decirlo) del hierro de "SOTO DE LA FUENTE".
Nunca he sabido como ha de medirse la bravura de un toro de rejones. Si por entrega, por codicia, por... Lo que sí sé, es que ayer en el ruedo, y siempre visto desde el ángulo del rejoneo, hubo un toro excepcional que hizo cuarto. Un toro que galopó de salida con codicia, con entrega y presentando en todo momento cara a la rejoneadora francesa, apoderada y acompañada por el "Centauro de la Puebla", DON ÁNGEL PERALTA. De ser así, ese toro mereció la gran ovación que le dio el público peraltes.
Nunca he sabido como ha de medirse la bravura de un toro de rejones. Si por entrega, por codicia, por... Lo que sí sé, es que ayer en el ruedo, y siempre visto desde el ángulo del rejoneo, hubo un toro excepcional que hizo cuarto. Un toro que galopó de salida con codicia, con entrega y presentando en todo momento cara a la rejoneadora francesa, apoderada y acompañada por el "Centauro de la Puebla", DON ÁNGEL PERALTA. De ser así, ese toro mereció la gran ovación que le dio el público peraltes.
Quizá PALHA abusó, en el que abrió plaza, de "violinazos", lo que sumado a un mal uso del acero, privó al portugués de cortar la primera oreja del festejo. Este primero fue un animal mansote, pero colaborador, que buscó siempre la puerta de los corrales de entrada del encierro, por el que había entrado en dos ocasiones, encierro y desencajonamiento.
Con su segundo, tercero de la tarde, el rejoneador, hizo un toreo más puro, yendo siempre de frente y clavando aceptablemente las banderillas.
LEA VICENS por su parte, topó en primer lugar con un toro manso y complicado con el que no terminó de confiarse, tardando en matar. Eso sí, demostró una inteligencia muy buena para convertir en una vuelta al ruedo lo que hubiese quedado en un silencio insignificante, puesto que con "dos" palmitas cogió su sombrero, saludó desde el tercio y se dio una vuelta al ruedo por su cuenta.
Con el excelente cuarto, LEA estuvo sensacional, hay que decirlo. Un toro que galopaba con codicia queriendo coger las cabalgaduras desde que salió por la puerta de chiqueros. El animal se venía de lejos a los cites con la voz, con la mano, con el caballo... y lo hacía con todo por delante; como lo suelen hacer los toros bravos en lidia ordinaria. La rejoneadora estuvo correcta encelando y templando magníficamente al astado. Puso banderillas de frente, al quiebro, cortas y rosas.
La pupila de Don ÁNGEL PERALTA, que le acompañaba en el callejón, lució una maganífica cuadra. Lo mismo que el rejoneador portugués.
En definitiva, tarde entretenida, de la que nadie salió aburrido.
LEA VICENS por su parte, topó en primer lugar con un toro manso y complicado con el que no terminó de confiarse, tardando en matar. Eso sí, demostró una inteligencia muy buena para convertir en una vuelta al ruedo lo que hubiese quedado en un silencio insignificante, puesto que con "dos" palmitas cogió su sombrero, saludó desde el tercio y se dio una vuelta al ruedo por su cuenta.
Con el excelente cuarto, LEA estuvo sensacional, hay que decirlo. Un toro que galopaba con codicia queriendo coger las cabalgaduras desde que salió por la puerta de chiqueros. El animal se venía de lejos a los cites con la voz, con la mano, con el caballo... y lo hacía con todo por delante; como lo suelen hacer los toros bravos en lidia ordinaria. La rejoneadora estuvo correcta encelando y templando magníficamente al astado. Puso banderillas de frente, al quiebro, cortas y rosas.
La pupila de Don ÁNGEL PERALTA, que le acompañaba en el callejón, lució una maganífica cuadra. Lo mismo que el rejoneador portugués.
En definitiva, tarde entretenida, de la que nadie salió aburrido.
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