PORTÓN DE TORILES

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"POR UNA FIESTA ÍNTEGRA"

lunes, 29 de agosto de 2011

EL TOREO PURO

Todos los años, dos o tres veces, me es necesario leer lo que yo considero debería ser la “Biblia” del toreo. Principalmente lo hago cuando veo que me están “adulterando” los taurómacos y su “servidunbre”, y uno necesita no perder el concepto del toreo más puro: el que sale del corazón. Dijo “Paula” que: “torear no es cuestión de facultades, sino de espíritu”. Y con este libro, uno no solamente   ve el espíritu, sino que  encuentra la “paz” interior que necesita el aficionado para ver que no está equivocado en el concepto de ver los toros ni de sentir el toreo. Me refiero a un ejemplar que hace años descubrí de la mano de un buen amigo aficionado a los toros, y que a partir de aquel momento, tomé como “el libro sagrado del toreo”.El libro en cuestión se lee en menos de dos horas. Solamente hace falta un poquito de tranquilidad y un buen sillón. Se llama “EL TOREO PURO”.

La primera edición se agotó en muy poco tiempo, siendo prácticamente imposible encontrar un ejemplar. Gracias a alguien, el libro volvió a editarse en 2.007 siendo un acierto. El libro, contiene un hermoso prólogo de Ángel Fernando Mayo, de la peña (De “los de José y Juan”), y adquirí un ejemplar que pasó a ocupar el mejor sitio de mí biblioteca particular.

El autor del libro es un matador de toros ya fallecido, gaditano, de La Isla de San Fernando, considerado el torero más puro que jamás ha habido… su nombre… RAFAEL ORTEGA. No lo digo yo, lo dijeron entre otros, compañeros suyos de profesión:


Antonio Ordóñez: "Rafael Ortega es el que mejor ha toreado de todos nosotros".
Joaquín Vidal: "El diestro más completo del último medio siglo. Un auténtico torero de época, éso fue Rafael Ortega".
Alfonso Navalón: "El torero más clásico y profundo que conocí".
Antonio Chenel: "¿Rafael Ortega?: el mejor. El más puro con el capote, muleta y espada, aunque con la espada era único. Ya es hora de que se diga claro y alto".

Cada letra, cada palabra, cada frase, cada definición, cada página, te transporta a un ruedo imaginario en el que toro y torero hacen del toreo una lucha limpia, sin trampa ni cartón, de la que nace la esencia pura del toreo.
Describe la forma más pura de cargar la suerte con el capote y con la muleta; la forma de entrar a matar; describe a la perfección la forma y los tiempos de la estocada en la suerte de “recibir”. Leyendo esta última definición, y cuando uno escucha en las plazas y televisiones eso de “ha entrado rebiendo”, inmediatamente me vienen a la memoria las letras que dejó escritas Rafael, y los comentarios le producen la risa.


No estaría de más que las escuelas taurinas lo impusiesen como lectura obligatoria, como "catecismo" del toreo, entre los alumnos. Y tampoco estaría de más que los taurinos y algunos "aficionados"  le echasen un vistazo.

Leanlo, es un placer.


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